A la vez que saboreaba los
macarrones a la napolitana, escuchaba atenta a Víctor mientras explicaba lo ocurrido en su anterior empresa.
De los dos Socios fundadores, uno de ellos tenía la formación, experiencia, conocimiento y talento, mientras que el otro regentaba el puesto de "Segundo" gracias a la relación trabajada interesadamente durante algunos años, en los que además de intercambiar experiencias profesionales, habían compartido momentos íntimos involucrando a las respectivas familias. Llegado el punto de "maduración" adecuado, el "Segundo", ya conociendo los puntos débiles del Socio principal, comenzó a maltratarlo psicológicamente de manera que se éste último se vio obligado a visitar al psicólogo, medicarse y finalmente apartarse de ese entorno de trabajo tóxico. De esa manera el "Segundo" se quitó de en medio al Talento que le hacía sombra.
Al finalizar la exposición mi
compañero añadía: " Hay que ser inteligente para tramar todo
esto". En ese mismo instante y sin dilación, deje el cubierto en la mesa,
me acabé rápidamente el bocado que tenía a medias y me manifesté de manera
rotunda y indignada: " Inteligente NO! Hay que ser Indecente! Indecente e
Inmoral!
Mientras sigamos valorando a los
indecentes, inmorales y perversos, continuaremos siendo un país Subdesarrollado.